Los impulsores del proyecto informaron haber recibido la autorización medioambiental definitiva de la Generalitat, que se suma al visto bueno de urbanismo obtenido el verano pasado. CIP estima que las obras de construcción se prolongarán aproximadamente dos años.
La planta está diseñada para transformar unas 500.000 toneladas anuales de residuos orgánicos, incluyendo purín de cerdo, estiércol de vaca y terneros, gallinaza, restos de mataderos y otros residuos industriales no peligrosos. Los promotores aseguran contar con más de 350 ganaderos adheridos de las comarcas de la Noguera, Pla d'Urgell y Urgell.
Según CIP, más del 80% del purín que se gestionará provendrá de granjas ubicadas dentro de un radio de 15 kilómetros de la futura planta. Además, destacan que se utilizará tecnología de vanguardia, incluyendo un sistema de tratamiento de aire y desodorización para "evitar cualquier emisión de olores fuera de las instalaciones", y el transporte se realizará en camiones cisterna sellados.
A pesar del avance administrativo, entidades contrarias al proyecto y cuatro ayuntamientos de Ponent presentaron hace una semana dos contenciosos administrativos ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC). Los demandantes planean solicitar medidas cautelares para impedir que los promotores puedan comenzar las obras a principios de 2026.




