La identificación de esta gaviota de tamaño más bien pequeño puede ser compleja debido a sus diferentes plumajes según la edad y la época del año. Los adultos reproductores, cerca del verano, muestran la cabeza completamente negra, pico rojo intenso con una franja negra, y patas rojas.
En invierno, los adultos pierden el color negro de la cabeza, manteniendo solo una zona oscura difuminada detrás y debajo de los ojos. Los ejemplares jóvenes, en cambio, presentan un aspecto más “sucio”, con patas oscuras, pico casi negro y franjas marrones en las alas.
En nuestras comarcas, la presencia de esta especie se limita a los meses más fríos, con una concentración masiva en el Golfo de Sant Jordi.
A pesar de estar muy vinculada al mar, donde duerme en el agua o reposa en playas y zonas rocosas, la gaviota cabecinegra muestra un comportamiento sorprendente en el interior. A primera hora de la tarde, grandes grupos vuelan hacia campos cercanos a Reus para alimentarse de olivas.
Tras alimentarse, estas aves se dirigen al pantano de Riudecanyes para beber agua dulce y limpiarse, ofreciendo un espectáculo visual de cientos o miles de ejemplares sobrevolando la zona. Su dieta incluye invertebrados terrestres o acuáticos, peces, moluscos e incluso alimentos vegetales.




