Los desalojados improvisaron un campamento con tiendas y hogueras frente al antiguo instituto B9 para calentarse durante la noche. A primera hora de la mañana del jueves, agentes de la Guardia Urbana solicitaron la retirada del campamento, lo que generó momentos de tensión, mientras continuaban vigilando el edificio para evitar reocupaciones.
“"Ya es lo que esperábamos: cero atención, cero preocupación, y mucho orgullo que ha mostrado por haber hecho este desastre, que es dejar a 400 personas en la calle."
Las entidades de apoyo han criticado duramente la gestión del alcalde, Xavier García Albiol, quien ha manifestado que no ofrecerá una alternativa de vivienda a los desalojados. Solo 17 personas pudieron ser reubicadas y unas cincuenta más recibieron atención de los servicios sociales. Las entidades reclaman soluciones urgentes para los diversos perfiles que vivían en el asentamiento, incluyendo solicitantes de asilo, jóvenes extutelados y personas con empleo pero sin recursos para pagar un alquiler.
Entre los afectados se encuentra Rose Marie, quien durmió en un hostal gracias a la ayuda social, pero regresó al instituto para recuperar pertenencias básicas. Ella denunció que dentro de la nave había personas que se aprovechaban de la vulnerabilidad de otros residentes, gestionando los espacios para dormir. Rose Marie, que tiene papeles y lleva 25 años viviendo en Cataluña, se encuentra actualmente enferma y sin trabajo, siendo el instituto B9 su única opción residencial.




