La propuesta surge de la conocida escasez de vivienda asequible que afecta tanto a Barcelona como al distrito de Gràcia. El autor recuerda que en el año 1958, cuatro entidades clave del barrio —el Orfeó, El Centre Moral, El Cercle Catòlic y los Lluïsos de Gràcia— se unieron para crear la Cooperativa Gracienca d'Habitatges.
Esta cooperativa logró construir cerca de 500 viviendas a precios asequibles, ubicadas principalmente en la parte final de la Travessera de Dalt, la calle Camèlies y la zona de Can Baró. Esta área, antes de la construcción, era una antigua cantera donde existían asentamientos de barracas.
El factor determinante que permitió la accesibilidad de los pisos fue la gestión directa de la construcción por parte de los futuros propietarios, eliminando el lucro de las inmobiliarias. Bufurull señala que, aunque los tiempos han cambiado, el objetivo de construir sin ánimo de lucro en la construcción sigue siendo válido.
Para hacer posible una nueva iniciativa, se requiere encontrar entidades dispuestas a liderar el proyecto. Además de las entidades históricas, el proponente sugiere la posible implicación del club de fútbol Europa o incluso cadenas de supermercados interesadas en utilizar la iniciativa como reclamo social.




