La entrada y registro, que comenzó alrededor de las 9 de la mañana, fue ordenada por el Juzgado de Instrucción 2 de Cerdanyola del Vallès, que lleva el caso bajo secreto de sumario. El objetivo principal es determinar si el virus que originó el brote pudo haber salido accidentalmente de este centro de investigación en sanidad animal, considerado un referente europeo.
Los agentes, incluyendo especialistas en medio ambiente y consumo de los Mossos, están recopilando información sobre los protocolos de bioseguridad y los experimentos realizados sobre la enfermedad. Esta acción judicial se produce nueve días después de que ambos cuerpos policiales enviaran un primer atestado a los juzgados.
Habíamos revisado todos los controles de seguridad y no habíamos detectado ningún fallo en los protocolos de bioseguridad.
Hasta el momento, se han localizado 26 jabalíes muertos infectados con el virus en un radio de seis kilómetros alrededor del laboratorio. La sospecha se intensificó cuando los análisis determinaron que la cepa del virus no era una variante europea, sino que se relacionaba con la detectada en Georgia en 2007, un virus de referencia utilizado en los estudios experimentales del IRTA-CReSA.
Paralelamente a la investigación judicial, un comité de científicos designado por las administraciones también trabaja para esclarecer el origen del brote. Este comité está a la espera de recibir los resultados de la secuenciación genética del virus utilizado en el laboratorio, una prueba que podría ser definitiva si coincide con la cepa hallada en los animales salvajes.
El brote de peste porcina africana, detectado el 28 de noviembre en Cerdanyola del Vallès, no afecta a los humanos, pero ha supuesto un duro golpe para el sector porcino catalán y español debido a las restricciones internacionales de comercialización impuestas por su extrema contagiosidad entre animales.




