Mossos y Guardia Civil registran el laboratorio IRTA-CReSA por el brote de peste porcina

La operación, ordenada por el juzgado de Cerdanyola, busca determinar si el virus de la Peste Porcina Africana se escapó accidentalmente del centro de investigación.

Agentes de policía entrando en un centro de investigación de bioseguridad en la Universidad Autónoma de Barcelona.

Agentes de policía entrando en un centro de investigación de bioseguridad en la Universidad Autónoma de Barcelona.

Agentes de los Mossos d'Esquadra y la Guardia Civil registraron este jueves el laboratorio IRTA-CReSA en la UAB, investigando el origen del brote de peste porcina africana en Cerdanyola del Vallès.

La entrada al centro de investigación en salud animal, ubicado en el campus de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), se ha realizado por orden del juzgado de instrucción 2 de Cerdanyola del Vallès. El objetivo de la investigación, que se mantiene bajo secreto de sumario, es determinar si el virus que originó el brote de Peste Porcina Africana (PPA) salió accidentalmente de estas instalaciones.
El registro comenzó alrededor de las 9 de la mañana de este jueves. Los agentes, incluyendo especialistas en medio ambiente y consumo de los Mossos d'Esquadra, están recopilando información sobre los experimentos que se realizaban con esta enfermedad, siguiendo estrictos protocolos de seguridad requeridos para la intervención en un centro de estas características.
Hasta ahora, se han localizado 26 jabalíes muertos infectados con el virus en un radio de seis kilómetros alrededor del laboratorio. La sospecha se intensificó cuando los análisis relacionaron el virus de los jabalíes con la cepa de referencia detectada en Georgia en 2007, la misma que se utiliza en los estudios experimentales del IRTA-CReSA para el desarrollo de vacunas.
Paralelamente, un comité de científicos designado por las administraciones también investiga el origen del brote. Se está a la espera de la secuenciación genética del virus del laboratorio, una prueba que, si coincide con el de los jabalíes, podría ser la prueba definitiva. Esta enfermedad, aunque no afecta a los humanos, supone un duro golpe para la industria porcina catalana y española debido a las restricciones comerciales internacionales.
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