El pequeño municipio de Palau de Santa Eulàlia, con apenas 136 habitantes y menos de 50 casas, vio rota su calma habitual por una ola de robos con fuerza que afectó a una de cada cinco viviendas en menos de una semana. Estos sucesos se enmarcan en un contexto donde la criminalidad en la provincia de Girona ha repuntado un 2,5% en el último año.
La cronología de los hechos, que comenzaron el jueves por la tarde, apunta a una actuación organizada. A pesar de que el Ayuntamiento solicitó vigilancia especial a los Mossos d’Esquadra el viernes, los asaltos continuaron durante cuatro noches consecutivas, hasta el martes, cuando se detectó la presencia de una patrulla de paisano.
“"Es un escándalo. Damos el aviso el jueves, vuelve a pasar el viernes, el sábado, el domingo... ¿No pueden enviar una patrulla de vigilancia? Han estado cuatro días robando impunemente."
Los testimonios señalan a un grupo criminal altamente cualificado. Los ladrones actuaban entre las siete y las doce de la noche, utilizando inhibidores de frecuencia para anular los sistemas de alarma y guantes de silicona para evitar dejar huellas. Su objetivo principal era siempre el mismo: dinero y joyas.
La crítica vecinal se centra en la gestión de recursos en el Alt Empordà, donde a menudo solo hay una patrulla operativa para cubrir una inmensa extensión de municipios. Los residentes advierten que los delincuentes conocen perfectamente los tiempos de respuesta policial, que puede tardar horas en llegar a zonas rurales como Palau de Santa Eulàlia.




