El derrumbe parcial de un edificio deshabitado en el número 34 de la calle Urgell el pasado 4 de diciembre ha vuelto a poner en primer plano el deterioro del centro histórico de Tàrrega. El incidente ha obligado a demoler de forma preventiva cuatro edificios colindantes más, acelerando actuaciones que el consistorio ya tenía en marcha para revertir la situación de abandono, desinversión y falta de uso habitacional.
“"Lo que ha pasado en la calle Urgell evidencia un problema en el que ya estábamos trabajando."
El concejal de Urbanismo, José Luis Marín, ha recordado que los inmuebles afectados forman parte de un plan de reordenación urbanística que prevé esponjar la zona y crear un nuevo espacio público conectado con la calle Capellans. Este caso refleja la realidad del casco antiguo, donde la propiedad fragmentada y los largos periodos sin uso dificultan la inversión, a pesar de que más de un millar de viviendas están vacías en toda la ciudad.
Para movilizar la vivienda vacía, el Ayuntamiento ha impulsado una campaña de incentivos que ha conseguido que trece propietarios activen sus pisos para la bolsa municipal de alquiler asequible. En paralelo, la Asociación de Vecinos del Casco Antiguo, con el apoyo de la entidad Repoblem, desarrolla la campaña “Rehabitem el Casc Antic”, que incluye asesoramiento técnico gratuito de arquitectos especializados.
Además de la repoblación, el consistorio ha reforzado la dinamización con la campaña de escaparates vacíos (contratos de comodato), la mejora de la iluminación y el aumento de la vigilancia, con la instalación de cámaras de seguridad en puntos clave como la plaza de Sant Antoni. El Ayuntamiento también prepara un proyecto integral para el centro histórico con el objetivo de optar a ayudas del Plan de Barrios.




