La investigación, iniciada a raíz de denuncias de oyentes y la monitorización de ofertas en Idealista, revela que la red falsifica informes de solvencia y vida laboral para alquilar pisos. Una vez dentro, subdividen las viviendas con pladur para crear habitaciones minúsculas e insalubres, realquilándolas a precios desorbitados.
“"Se llevó el colchón para que no pudiera dormir esa noche. Fue la última noche y me agredió. Cogí el teléfono para llamar a los Mossos y, en tres ocasiones, me dio una palmada para tirármelo al suelo. Cada vez que me agachaba a recogerlo me daba un puñetazo en la cabeza."
Gianvito Fabrizio actúa como falso agente inmobiliario, cobrando 150 euros por la visita y entregando contratos falsos. Cuando los inquilinos se quejan o se retrasan en el pago, utiliza amenazas de violencia o incluso la llegada de sicarios. La red, que cuenta con Álvaro Hidalgo como colaborador clave, complica los desalojos llenando los pisos de personas mayores, niños y animales.
“"En el momento en que estamos cambiando la cerradura se presenta Fabrizio diciendo que es de la inmobiliaria. Cuando le digo que soy la propietaria me amenaza con que traerá a su gente. Él se marcha y esa noche vienen unos rusos a intimidarnos."
Los propietarios afectados denuncian la falta de herramientas legales para detener los subarriendos y las obras ilegales, con procesos judiciales que pueden alargarse más de dos años. El abogado en derecho inmobiliario Josep Maria Aguilà asegura que estos casos son cada vez más habituales y lamenta la ineficacia de las autoridades.
“"No lo entiendo. Haces la denuncia como abogado del propietario y te dicen que ya lo saben y que están detrás. Llevan un control, pero no entiendo que hayan ido tantas veces y no hayan conseguido sacarlos."
