Antes de los años 60, el bosque era una fuente esencial de recursos para agricultores y jornaleros, proporcionando madera (para puntales de mina u obras), leña, miel, caza y pasto. Un buen bosque era considerado un símbolo de riqueza y productividad.
Sin embargo, con la mecanización, la industrialización y el éxodo rural, el bosque dejó de ser una fuente de recursos y fue progresivamente abandonado. Esta falta de gestión provocó la acumulación de material seco, como ramas y maleza, convirtiendo los bosques en un grave peligro.
La falta de gestión continuada ha convertido el bosque en un polvorín, suponiendo un grave peligro para la propagación de los incendios forestales y la preservación del medio rural.
La silvopastura permite una gestión de la masa forestal a partir del pastoreo de rebaños que mantienen limpio el sotobosque. Esta técnica, previa a un esponjamiento y tala selectiva de los árboles, posibilita el mantenimiento de un bosque bastante limpio y la creación de franjas perimetrales de seguridad.
Esta práctica ya es una realidad en Les Garrigues. Actualmente, se puede observar un rebaño de cabras en el paraje de Fontfreda, en el término municipal de Tarrés, y un grupo de caballos en Els Plans, contribuyendo activamente a la prevención de incendios.




